Espacio Cultural San Lázaro Periscopio

Maroto-Cupich-Cervera Jazz Trío en el ECSL

Ya es el tercer concierto que se organiza en el vestíbulo del Museo Legislativo Sentimientos de la Nación de la Cámara de Diputados. Forma parte del programa Miércoles Cultural en San Lázaro con el que el ECSL quiere revitalizar la dinámica presencial en el recinto legislativo con una oferta diversa de actividades, dentro de las cuales estamos llevando jazz a la Cámara una vez al mes.

Nos han acompañado ya Djuvens Colas y su proyecto con Edy Vega y Jethro Martial, así como Edy Vega junto con Abraham Barrera y Roberto Verástegui para llegar a esta tercera ocasión, miércoles 4 de mayo, con Diego Maroto, Israel Cupich y Pedro Cervera en el saxofón, el contrabajo y la batería respectivamente como elementos constitutivos de un magnífico y poderoso trío de jazz contemporáneo mexicano.

En un principio se tenía contemplado realizar los conciertos a la intemperie, en una de las esquinas de la soberbia explanada central del PLSL, pero la ejecución de obras de remodelación nos han orillado a seguir haciéndolos en el Museo, sin perjuicio de que cada vez más se consolida ese espacio para los efectos, según me comentó un querido compañero de trabajo que no se ha perdido ninguno.

De Diego Maroto ya he hablado en este espacio, y a Israel Cupich lo conozco desde hace mucho tiempo, no siendo lo mismo con Cervera, que apenas ayer pude conocer. La sintonía de los tres fue sensacional a la hora de la interpretación, contribuyendo de una manera magistral al enriquecimiento de los repertorios musicales con los que entre todos, a lo largo de estos primeros tres conciertos, se están haciendo resonar las paredes del Museo Legislativo de la Cámara de Diputados con acordes, melodías y síncopas de los principales standards de la tradición jazzera más refinada y consistente.

Por tratarse de formatos especiales, todos los conciertos han sido ejecutados de corrido, sin intermedio, habiendo estado el promedio general en un aproximado de 7 u 8 piezas más o menos. En esta ocasión, la lista elegida por Maroto-Cupich-Cervera fue la siguiente: Simone, de Frank Foster, The Jody Grind del monumental Horace Silver, la clásica Bewitched, Bothered and Bewildered, inmortalizada sobre todo por Ella Fitzgerald, Doxy, de Sony Rollins, Midnight Voyage de Michael Brecker, y una de la cosecha directa de Maroto: El lado obscuro, para terminar con un encore exigido en masa por el pueblo que no fue otra que Relaxing’ at Camarillo, de Charlie Parker.

En todas las interpretaciones, el contrabajo de Cupich generaba una resonancia fascinante con bajos en replicación acústica con la que se llenaba la atmósfera de ese vestíbulo del Sentimientos de la Nación que como tengo dicho está cada vez más ajustado para estas sesiones, permitiendo, Cupich y Cervera, que Diego Maroto nos mostrara una técnica interpretativa soberbia, enérgica, segura y exigente, de pura vanguardia social y cultural y sin complacencias, para dar curso a ese listado de standards seleccionados para un público que me da la impresión de que poco a poco, salvo los ya iniciados, va procesando las propuestas sonoras de un conjunto de músicos extraordinarios representantes de lo más fino y selecto de la escena del jazz mexicano, y que, según pudimos conversar luego del concierto, se mueven ya en un circuito rico y nutrido de foros, clubs y escenarios que, entre ciudad de México y Jalapa, además de Puebla, Querétaro, Monterrey o Guadalajara, conforman una plataforma jazzística a la que el Espacio Cultural San Lázaro de la Cámara de Diputados quiere sumarse.

Sin perjuicio de que la energía e intensidad de todas las piezas fue casi la misma, hubo una de ellas que acaso haya sido la que más estremecimiento produjo en el auditorio, destacándose por una cadencia más lenta y una suavidad mucho más acusada en la melodía y el ritmo, que nos permitió apreciar el sax de Maroto en todo el despliegue de la belleza romántica a la que los hizo posible llegar la interpretación de Bewitched, Bothered and Bewildered, presentándosenos tal vez como el momento de intersección fundamental entre una y otra mitad de la lista de standards que el pasado miércoles 4 de mayo, nos permitió disfrutar a todos en San Lázaro de una pista de proyección musical del Espacio Cultural San Lázaro que, me parece a mí –tal es mi deseo si se me permite ponerlo así–, llegó para quedarse.

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