Fragmentos a su imán

Viví entonces

Viví entonces una época de exaltación extraordinaria, debida en parte a la influencia de un pequeño grupo de pasiones dispersas y tal vez sólo en apariencia descoordinadas y disociadas, manifestándose a veces estéticamente, a veces poéticamente, a veces intelectualmente pero que a la postre, con el paso de los años, se me vinieron a explicar como confluencia concurrente y configuradora de un torrente atractor de todos los esfuerzos y de todas las potencias y de todos los deseos pequeños que no eran otra cosa en realidad sino las partes conformantes de un deseo –de ese deseo donde radica la esencia del hombre según Spinoza– insinuados e intuidos entonces todos juntos aunque tan sólo como posibilidades que repercutían no obstante como resonancias en expansión a través de cuyo eco se divisaba y delineaba un horizonte mediante el que mis pasos adquirían una seguridad difusa pero inamovible al fin que me permitía moverme entonces y avanzar a veces dudoso, a veces seguro, a veces indetenible pero porque era imposible encontrar otra forma de vivir y de estar en el mundo más que esa; esa forma que estaba abriéndose paso implacable y fundamental y determinante y que poco a poco fue adoptando la forma grave de la política como ámbito determinante de la acción humana, a través del cual se establecen las conexiones que vinculan al hombre con la historia a través del Estado y que sólo puede comprenderse en su profundidad esencial cuando es vista en perspectiva desde la escala suprema de la filosofía. Viví entonces una época de exaltación extraordinaria, extraordinaria.

Yourcenar/ICR | Junio 18, 2022

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