Finalmente convertida, pero a causa de sucesos posteriores, en referencia casi obsesiva a lo largo de la desagradable aventura de esta etapa de mi vida, recordaría de todos modos con detalle esa mañana otoñal en que me perdí. Me perdí por completo dejando atrás todo lo que yo había sido para dar paso a una transfiguración completa de la que vendría a ser imposible dar marcha atrás.
Era imposible dar marcha atrás porque las referencias que en esos momentos estaban siendo tan sólo políticas, terminarían siendo de vida; de vida y fundamentalmente de decisión. Y por tanto de destino.
Era una mañana otoñal en la que de hecho no era posible siquiera saber lo que vendría, que era un arracimado de situaciones inauditas que, sin que nadie lo supiera, estaba modificando las condiciones generales de una época llamadas a trastocar los mecanismos que encadenan las modestas trayectorias individuales, y que en el caos del torrente social nos terminan agolpando en paralelogramos cuya única determinación es el azar y la contingencia, ajenos por completo a cualquier tipo de necesidad. De ahí su carácter al mismo tiempo trágico por desolador y también absurdo.
Pero entonces de pronto te vi. Caminando hacia mí fue que yo de pronto te vi ángel bello. Esa fue la señal de que la transfiguración iba a ser irreversible. Escúchalo muy bien: irreversible.
Barral/ICR | Diciembre 15, 2021
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Finalmente convertida, pero a causa de sucesos posteriores, en referencia casi obsesiva a lo largo de la desagradable aventura de esta etapa de mi vida, recordaría de todos modos con detalle esa mañana otoñal en que me perdí. Me perdí por completo dejando atrás todo lo que yo había sido para dar paso a una transfiguración completa de la que vendría a ser imposible dar marcha atrás.
Era imposible dar marcha atrás porque las referencias que en esos momentos estaban siendo tan sólo políticas, terminarían siendo de vida; de vida y fundamentalmente de decisión. Y por tanto de destino.
Era una mañana otoñal en la que de hecho no era posible siquiera saber lo que vendría, que era un arracimado de situaciones inauditas que, sin que nadie lo supiera, estaba modificando las condiciones generales de una época llamadas a trastocar los mecanismos que encadenan las modestas trayectorias individuales, y que en el caos del torrente social nos terminan agolpando en paralelogramos cuya única determinación es el azar y la contingencia, ajenos por completo a cualquier tipo de necesidad. De ahí su carácter al mismo tiempo trágico por desolador y también absurdo.
Pero entonces de pronto te vi. Caminando hacia mí fue que yo de pronto te vi ángel bello. Esa fue la señal de que la transfiguración iba a ser irreversible. Escúchalo muy bien: irreversible.
Barral/ICR | Diciembre 15, 2021
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