Aquello que probablemente pedí y que finalmente he logrado, ha hecho que me quede inerme como un niño que camina solo por el mundo. Pero qué cosa tan fundamental y angustiante es entonces ahora la de saber desde cuándo o en qué momento, y por qué o de qué manera fue que yo fui poco a poco madurando esa petición que hoy tengo en las manos, que logré por fin, que aún no sé todavía siquiera cómo llamar, pero que ya no quiero soltar.
No te quiero soltar, entiéndelo.
Y es que las precipitaciones en la vida nos van llevando por derroteros a veces nublados, a veces obscuros, y también a veces luminosos, en los que la claridad aflora radiante como rayo en apertura súbita del cielo haciendo que de pronto termine uno arrodillado a media calle implorando que esa claridad precisamente tan incisiva; que esa claridad tan anhelada y tan buscada y tan rogada, tan llorada casi, a veces sin saberlo, no se vaya nunca.
Yo ya tuve la claridad, y pude saber que eso que pedí probablemente –pero desde cuándo y cómo lo pedí es la cuestión fundamental– ha ocurrido, ha acontecido ya, está aconteciendo de hecho. Te estoy viendo y tú me estás viendo. Te estoy leyendo y tú me estás leyendo. Te estoy pensando y tú me estás pensando. Te estoy amando y tú me estás amando.
Lo he logrado. Finalmente lo he logrado, y ahora estoy inerme como niño asustadizo que camina solo por el mundo.
Pero no te quiero soltar, entiéndelo, yo no te quiero soltar.
Lispector/ICR | Noviembre 27, 2021.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Aquello que probablemente pedí y que finalmente he logrado, ha hecho que me quede inerme como un niño que camina solo por el mundo. Pero qué cosa tan fundamental y angustiante es entonces ahora la de saber desde cuándo o en qué momento, y por qué o de qué manera fue que yo fui poco a poco madurando esa petición que hoy tengo en las manos, que logré por fin, que aún no sé todavía siquiera cómo llamar, pero que ya no quiero soltar.
No te quiero soltar, entiéndelo.
Y es que las precipitaciones en la vida nos van llevando por derroteros a veces nublados, a veces obscuros, y también a veces luminosos, en los que la claridad aflora radiante como rayo en apertura súbita del cielo haciendo que de pronto termine uno arrodillado a media calle implorando que esa claridad precisamente tan incisiva; que esa claridad tan anhelada y tan buscada y tan rogada, tan llorada casi, a veces sin saberlo, no se vaya nunca.
Yo ya tuve la claridad, y pude saber que eso que pedí probablemente –pero desde cuándo y cómo lo pedí es la cuestión fundamental– ha ocurrido, ha acontecido ya, está aconteciendo de hecho. Te estoy viendo y tú me estás viendo. Te estoy leyendo y tú me estás leyendo. Te estoy pensando y tú me estás pensando. Te estoy amando y tú me estás amando.
Lo he logrado. Finalmente lo he logrado, y ahora estoy inerme como niño asustadizo que camina solo por el mundo.
Pero no te quiero soltar, entiéndelo, yo no te quiero soltar.
Lispector/ICR | Noviembre 27, 2021.
Comparte:
Me gusta esto: