Fragmentos a su imán

No se sabe, se adivina

No se sabe, se adivina un cuerpo desorientado, una ración de pecado, un frío como de muerte, un golpe de mala suerte y el cielo estrellado.

La adivinación es tímida y duda, mas suficiente verdad encierra para posibilitar una certeza.

La certeza mediante la que sabes que no hay rumbo, ni orientación tan sólo el frío. El frío que, como la muerte, golpea de súbito en el cuerpo.

Que tiembla entonces.

El cuerpo tiembla entonces al saberse solamente con la certeza de una adivinación apenas tímida, y que duda y que también es fría.

Pero ocurre que la duda es casi casi para todo el tiempo. De todo el tiempo.

Es imposible seguir. Es imposible seguir así.

Es imposible.

No se sabe. Se adivina.  

Gonzalez Esteva [¿Qué edad cumple la luz esta mañana?] | ICR | 20042024