Parece una reunión-concierto en casa de amigos, me dijo Tania Tello al punto más o menos de las 8 de la noche de ayer, jueves 3 de marzo, nomás me senté y pedí una cerveza en Agarra Mesa, el snack and pool bar de la colonia Moderna a unos metros de Tlalpan, unas cuadras más del metro Viaducto y otras tantas, nada más, de mi casa.
Se trató de la primera presentación de una esquema que, si no me equivoco, será quincenal. En esta ocasión inicial, los convocados por Edy Vega fueron Fer Ruvel (bajo y voz) y Lari Ruiz Velasco (guitarra), a quienes se incorporaría en el segundo set Abril Vázquez en la voz para ofrecer a un público local –que yo no sé qué tan acostumbrado esté al jazz– un magnífico repertorio que fue de John Scofield a Amy Winehouse pasando por los Beatles y un blues de cierre de la sesión inaugural en cuestión.
A Fer y Lari los conocía ya de los tiempos de aquél proyecto formidable de jazz y funk llamado Tío Gus, que pude escuchar en vivo yo no sé si son ya casi como diez años en el Blue Monk de Yuko Fujino.
Las conexiones comienzan a desplegarse nomás se pone uno a recordar, porque ocurre que el nombre de ese ya extinto proyecto de Fer y Lari –que por lo demás no se lo pueden perder en Spotify— se debe a Gus Andrews, trompetista británico o escocés, no recuerdo bien, que yo solía ir a escuchar hace ya veinte años más o menos a El Colmillo, el emblemático lounge de la colonia Juárez en cuya planta alta se organizaban tremendas tocadas de jazz tras de la cual lo procedente era bajarse a la sala que se abarrotaba alrededor de algún DJ con fantásticas sesiones de house y música electrónica en general.
Pues bien: ocurre que era precisamente en los conciertos de jazz de arriba en El Colmillo donde yo solía ver también muy seguido a Edy Vega acompañando a Gus y a otros. Los círculos se cierran, haciendo que se agolpen los recuerdos acumulados durante ya casi dos décadas de andanzas jazzeras por CDMX.
El concierto de anoche estuvo en todo caso sensacional y de alta calidad de refinación. La cosa promete y mucho, y es un verdadero gusto que se haya podido concretar la organización de tocadas de ese nivel en una colonia como la nuestra. Fue una selección de piezas compacta pero potente, y con el correspondiente nivel de exigencia por parte del auditorio y del que ya he hablado en otras ocasiones, mediante la que se configuró una atmósfera donde se mezclaron el jazz, el funk y un poco de soul.
Éramos un aproximado de cuatro mesas más o menos, viendo de frente al trío Vega-Ruvel-Ruiz instalados en toda regla detrás de una mesa de billar, y que comenzó de lleno con dos de Scofield: Blackout y Green Tea, seguidas de Everybody’s Party de Metheny-Scofield y Old Folks de Willard Robinson con la que terminaron el primer set, antes de lo cual ya había llegado Abril Vázquez para sentarse en nuestra mesa.
Tras un receso muy breve, Abril se incorporó al trío seleccionando tres piezas con las que enriqueció el repertorio de la noche: Come Together (Beatles) y Valerie y You Know I’m No Good de Amy Winehouse, que no podía faltar antes de que Edy, Fer y Lari nos encaminaran al final de la velada con la siempre imprescindible Solar de Miles Davies y un blues que ya no pude identificar pero que fue la ocasión que nos permitió verificar el poderío soberano de la voz de Fer Ruvel, que es un maestro para la interpretación tanto del bajo como de la voz, lo mismo que Lari lo es para la guitarra y Edy, no se diga, para la batería.
Como tengo dicho, la cita será quincenal en Agarra Mesa, lugar que está llamado a convertirse en un muy buen referente para el jazz, el funk y la buena música de la colonia Moderna, en la alcaldía Benito Juárez. A unos metros está calzada de Tlalpan, a unas cuadras metro Viaducto y a otras tantas más y por eso el gusto, ¿ya me entienden?, está mi casa.
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Parece una reunión-concierto en casa de amigos, me dijo Tania Tello al punto más o menos de las 8 de la noche de ayer, jueves 3 de marzo, nomás me senté y pedí una cerveza en Agarra Mesa, el snack and pool bar de la colonia Moderna a unos metros de Tlalpan, unas cuadras más del metro Viaducto y otras tantas, nada más, de mi casa.
Se trató de la primera presentación de una esquema que, si no me equivoco, será quincenal. En esta ocasión inicial, los convocados por Edy Vega fueron Fer Ruvel (bajo y voz) y Lari Ruiz Velasco (guitarra), a quienes se incorporaría en el segundo set Abril Vázquez en la voz para ofrecer a un público local –que yo no sé qué tan acostumbrado esté al jazz– un magnífico repertorio que fue de John Scofield a Amy Winehouse pasando por los Beatles y un blues de cierre de la sesión inaugural en cuestión.
A Fer y Lari los conocía ya de los tiempos de aquél proyecto formidable de jazz y funk llamado Tío Gus, que pude escuchar en vivo yo no sé si son ya casi como diez años en el Blue Monk de Yuko Fujino.
Las conexiones comienzan a desplegarse nomás se pone uno a recordar, porque ocurre que el nombre de ese ya extinto proyecto de Fer y Lari –que por lo demás no se lo pueden perder en Spotify— se debe a Gus Andrews, trompetista británico o escocés, no recuerdo bien, que yo solía ir a escuchar hace ya veinte años más o menos a El Colmillo, el emblemático lounge de la colonia Juárez en cuya planta alta se organizaban tremendas tocadas de jazz tras de la cual lo procedente era bajarse a la sala que se abarrotaba alrededor de algún DJ con fantásticas sesiones de house y música electrónica en general.
Pues bien: ocurre que era precisamente en los conciertos de jazz de arriba en El Colmillo donde yo solía ver también muy seguido a Edy Vega acompañando a Gus y a otros. Los círculos se cierran, haciendo que se agolpen los recuerdos acumulados durante ya casi dos décadas de andanzas jazzeras por CDMX.
El concierto de anoche estuvo en todo caso sensacional y de alta calidad de refinación. La cosa promete y mucho, y es un verdadero gusto que se haya podido concretar la organización de tocadas de ese nivel en una colonia como la nuestra. Fue una selección de piezas compacta pero potente, y con el correspondiente nivel de exigencia por parte del auditorio y del que ya he hablado en otras ocasiones, mediante la que se configuró una atmósfera donde se mezclaron el jazz, el funk y un poco de soul.
Éramos un aproximado de cuatro mesas más o menos, viendo de frente al trío Vega-Ruvel-Ruiz instalados en toda regla detrás de una mesa de billar, y que comenzó de lleno con dos de Scofield: Blackout y Green Tea, seguidas de Everybody’s Party de Metheny-Scofield y Old Folks de Willard Robinson con la que terminaron el primer set, antes de lo cual ya había llegado Abril Vázquez para sentarse en nuestra mesa.
Tras un receso muy breve, Abril se incorporó al trío seleccionando tres piezas con las que enriqueció el repertorio de la noche: Come Together (Beatles) y Valerie y You Know I’m No Good de Amy Winehouse, que no podía faltar antes de que Edy, Fer y Lari nos encaminaran al final de la velada con la siempre imprescindible Solar de Miles Davies y un blues que ya no pude identificar pero que fue la ocasión que nos permitió verificar el poderío soberano de la voz de Fer Ruvel, que es un maestro para la interpretación tanto del bajo como de la voz, lo mismo que Lari lo es para la guitarra y Edy, no se diga, para la batería.
Como tengo dicho, la cita será quincenal en Agarra Mesa, lugar que está llamado a convertirse en un muy buen referente para el jazz, el funk y la buena música de la colonia Moderna, en la alcaldía Benito Juárez. A unos metros está calzada de Tlalpan, a unas cuadras metro Viaducto y a otras tantas más y por eso el gusto, ¿ya me entienden?, está mi casa.
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