Fragmentos a su imán

Por primera vez

Por primera vez han ajustado a sus ojos una noche súbita; súbita y subyugante por la obscuridad implacable a la que quedaron sometidos. Pero les quedaban las manos, y la evocación de imágenes cargadas de una luminosidad intrínseca por medio de la cual se les dio entonces la ocasión de percibirse de otra manera.

Y era otra la manera también –la de percibirse por vez primera así– porque eran nuevas las líneas y los pliegues que acababan de conocerse el uno en el otro y en reciprocidad cómplice, con la mirada y con el cuerpo descubriendo superficies y texturas y esa blancura bella de su piel a la que quedó prendado desde la visión inicial.

Fue una visión primera que se le ofreció como contexto inaugural de toda una nueva época en su vida, marcada, como sello de distinción, por el ejercicio apasionado de tomar con sus dos manos su rostro y su cabeza asiéndola por completo como si se tratara de un tesoro que se recoge con la pasión inminente de salvarla de un acorralamiento laberíntico y angustiante.

Sencillamente me has salvado, me dijiste entonces, me has salvado de la noche.

Berger/ICR | Enero 3, 2022.

A %d blogueros les gusta esto: