Comprobaría de esta suerte, valga el caso, que los grises violáceos de las nubes cambian y se desbaratan dentro de un cielo en movimiento acaso en atardecer en que el oro sobrepasa los perfiles encima de cualquier figura, sin perjuicio de lo cual era necesario no obstante tomar nota del hecho de que no se trataba de cualquiera figura, no. Era de ella la figura, es tuya la figura.
Ahora bien: ¿cómo explicar en palabras la dulzura de tu figura? Y más aún: ¿será mejor hacerlo desde la perspectiva de la distancia o desde la de la cercanía? A la distancia es mejor apreciar tu esbeltez, tu altura y el equilibrio perfecto de tu andar, además de lo adorable que es verte alzar el talón siempre que te pones a decidir algo ¿ya me entiendes?
Pero desde la cercanía yo no sé si sea posible poder decir algo que no sea una poesía perfecta. Vamos a ver: es tu blancura, es la textura, es la tonificación, es el aroma y es el sabor, es la reclinación sublime y dócil de tus pies, son los ojos verde olivo, es tu pelo en rebeldía. Y son sobre todo las formas conjugadas del entrelazamiento cadencioso y alambicado en las que nos fundimos en batallas que parecen estar teniendo lugar en el cielo.
Batallas en el cielo sí, batallas en el cielo.
Fernández/ICR | Enero 13, 2022
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Comprobaría de esta suerte, valga el caso, que los grises violáceos de las nubes cambian y se desbaratan dentro de un cielo en movimiento acaso en atardecer en que el oro sobrepasa los perfiles encima de cualquier figura, sin perjuicio de lo cual era necesario no obstante tomar nota del hecho de que no se trataba de cualquiera figura, no. Era de ella la figura, es tuya la figura.
Ahora bien: ¿cómo explicar en palabras la dulzura de tu figura? Y más aún: ¿será mejor hacerlo desde la perspectiva de la distancia o desde la de la cercanía? A la distancia es mejor apreciar tu esbeltez, tu altura y el equilibrio perfecto de tu andar, además de lo adorable que es verte alzar el talón siempre que te pones a decidir algo ¿ya me entiendes?
Pero desde la cercanía yo no sé si sea posible poder decir algo que no sea una poesía perfecta. Vamos a ver: es tu blancura, es la textura, es la tonificación, es el aroma y es el sabor, es la reclinación sublime y dócil de tus pies, son los ojos verde olivo, es tu pelo en rebeldía. Y son sobre todo las formas conjugadas del entrelazamiento cadencioso y alambicado en las que nos fundimos en batallas que parecen estar teniendo lugar en el cielo.
Batallas en el cielo sí, batallas en el cielo.
Fernández/ICR | Enero 13, 2022
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