Fragmentos a su imán

Desde que recuerdo

Desde que recuerdo, la línea entre la fantasía y la realidad ha estado siempre irremediablemente borrosa. He tardado casi toda una vida en comprender que esta es la clave de mi existencia. Pero siento que en esto no soy el único ni mucho menos. ¿Por qué habría de ser el único corazón?

En el principio fue la imagen, desde luego. La imagen como expresión de una suerte de conjunto arracimado de epifanías ininteligibles al principio, pero que al constelar mis horizontes en secuencias cada vez más claras y concisas, iban configurando un sentido en dilatación constante y dinámica, que era lo que me permitía ir perfilándome un camino y un confín, una ruta.

Luego vino la pasión y el entendimiento, el anclaje definitivo y el florecer de la inteligencia, que es lo que permitió, en ese aflorar potente y súbito e indetenible, que el mundo dejara de ser una materia sin forma que me afecta, para pasar a ser un mundo comprendido y apresado, sometido y controlado a través de su racionalización. Por eso luego fue tan claro como el agua para mí aquello que dijera Balzac al afirmar que él era poseedor del mundo pero porque lo comprendía ¿ya me entiendes?

Pero escucha: luego vino el amor y la consagración por virtud de ti a la belleza; a la gran belleza a través de la cual vino después entonces, también, la consagración a la vida de un nuevo conocimiento del mundo y de crecimiento conjunto y de expansión eterna. De apasionada expansión eterna. ¿Comprendes?

Polanski/ICR | Diciembre 7, 2021.

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