GAP Andrés Molina Enríquez Política

Guardia Nacional: estudio, trabajo, fusil y patriotismo

No hay que olvidar nunca que una de las principales fuentes de inspiración tanto de la 4T como del presidente López Obrador es el Programa del Partido Liberal de 1906, publicado en San Luis Misuri por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón y ese grupo extraordinario de compañeros que los siguieron hasta el final (los hermanos Sarabia, Librado Rivera, Antonio Villareal, Rosalío Bustamante), y que se publicó en el legendario periódico Regeneración.

Recordemos a estos efectos el hecho de que, cuando AMLO presentó el Plan Nacional de Desarrollo al arranque de su gobierno, lo que dijo fue más o menos que, para comprender su sentido y propósito trascendental, bastaba con leerse nuevamente dicho Programa que, en los albores de la revolución mexicana (la 3T), se enderezó como airón de combate antiporfirista e instrumento programático de regeneración nacional. Algo así más o menos es lo que se podría decir de la 4T, entendida como airón anti-oligárquico y anti-neoporfirista resultante de la combinación del lopezobradorismo como ideología, el Proyecto Alternativo de Nación como programa y MORENA como organización política.

En el punto 4 del Programa magonista (rubro de reformas constitucionales), se propone la creación de la Guardia Nacional y la supresión del servicio militar obligatorio: en esto último yo discrepo, y considero de hecho que se debería de volver a su obligatoriedad tanto para hombres como para mujeres, aunque se entiende que lo que buscaba el magonismo era que todo aquél que quisiera formar parte de las fuerzas armadas lo hiciera voluntariamente (ojo con el problema de la organización de la voluntad como clave de comprensión de la política), además de que luego se indica, en el punto 14 (rubro de educación), que en las escuelas debería de ser obligatoria la enseñanza de artes y oficios y, ahora sí, la instrucción militar.

¿Cuál es en todo caso el sentido y trascendencia del proyecto de Guardia Nacional (GN) magonista y el lopezobradorista? Hay que hilar fino para responder a esto, y la clave está, a mi juicio, en su conexión con el ejército. Analistas, periodistas y académicos liberales por igual, trabajando no se sabe bien para qué intereses (tal vez ingenuamente, tal vez cínicamente), se desgarran las vestiduras por el hecho de que la GN quede subordinada –e incluso incorporada– a la Secretaría de la Defensa Nacional, es decir, al ejército.

Pero es que ahí está la trascendencia, para mí, del proyecto, ¿por qué? Porque supone reivindicar el papel y función de las fuerzas armadas nacionales como cuerpo de vertebración y defensa del Estado mexicano, y poner en el centro de la discusión pública la idea de que el estudiante, el trabajador y el soldado (estudio, trabajo y fusil) son las columnas principales de soporte del patriotismo, que en las revoluciones de independencia americanas (nuestra 1T) se da como proceso de conjugación del coraje civil con el coraje militar (“Mexicanos al grito de guerra”, dicen las primeas líneas de nuestro himno nacional, ni más ni menos) mediante el que una nación adquiere cohesión, densidad y potencia para encarar el mundo como pueblo soberano, digno y respetado.

El soldado no puede ser visto como enemigo del pueblo porque él es parte fundamental del pueblo, y Maquiavelo dijo que es a través de la participación en las fuerzas armadas como el pueblo se convierte en base consciente históricamente de la ciudadanía. La sociedad moderna y el consumismo capitalista desenfrenado ha hecho de los cantantes, los futbolistas y los chefs los héroes de nuestro tiempo, y Schumpeter dijo que el héroe moderno es el emprendedor. De acuerdo, se vale. Pero antes está la patria y la seguridad de los mexicanos. La tarea, ardua como pocas, es de todos. Y en el frente de batalla está, en nombre de todos pero como parte de todos, la Guardia Nacional.

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