Espacio Cultural San Lázaro Política

Sobre las Lecciones de San Lázaro

A mis alumnos de la Cátedra Ismael Carvallo. Con honra, agradecimiento y responsabilidad.

Hace dos años exactamente, dimos inicio con el curso Principios de una Teoría General de la Política en la Cámara de Diputados, organizado como continuación de un primer curso que titulamos Introducción al mismo tema, y que tuvimos que concluir ya de manera virtual por el confinamiento general al que la pandemia nos orilló a todos por igual.

El propósito de ambos cursos fue definido por la secretaria general de la Cámara, Graciela Báez Ricárdez, que tuvo a bien encomendarme el trazado inicial de una ruta de trabajo que fuera delimitando una brecha que ha resultado de gran fertilidad con derivaciones bien interesantes que, de alguna manera, han encontrado una desembocadura general en el Espacio Cultural San Lázaro (ECSL: después hablaré sobre esto con detenimiento) cuya Dirección General ha sido aprobada recientemente por los órganos de gobierno de la Cámara y que tengo yo la honra y responsabilidad de encabezar.

La proyección estratégica de todo fue configurándose poco a poco al iniciar la Legislatura LXIV (2019), cuando detectamos desde la Secretaría la necesidad de ejecutar acciones institucionales supra-partidistas que ofrecieran una cara e impresión distinta de la Cámara a la ciudadanía, en razón de que, lamentablemente, el desconocimiento y hasta –para decirlo todo– el desprecio ciudadano hacia la política, los políticos y los diputados es una divisa común de naturaleza epicúrea o tal vez cínica, vamos a decir, pero de catastróficas consecuencias en todo caso toda vez que, desde nuestra óptica –de la secretaria y mía–, la política es el ámbito fundamental donde la acción humana toma contacto con la historia mediante la forma de la acción social y apasionada (ideologizada), que pasa entonces a convertirse en materia determinante del Estado como arquitectura maestra y sistemática, en efecto, de la historia.

El acometido de modificación fue abordado desde diversos frentes: por un lado y antes que todo, se programó un plan de implementación de acciones de reorganización infraestructural de la Cámara, fundamentalmente en el área del Servicio Civil de Carrera y el sitio electrónico institucional (dentro del que destaca notablemente la creación innovadora del Portal Ciudadano); por el otro, comenzamos con un conjunto de actividades culturales y académicas, en efecto, que presentamos de manera gratuita desde la plataforma del ECSL en coordinación con los equipos de las Bibliotecas y el Museo Legislativo (primero en formato presencial, después en formato virtual).

Dentro del rubro académico fue entonces que tuve yo el privilegio y la responsabilidad de arrancar con el curso, primero, de Introducción a una Teoría General de la Política y, después, de Principios de una Teoría General de la Política, que dio inicio, efectivamente, un día como hoy hace dos años.

El objetivo estratégico del curso (tanto la Introducción como los Principios) fue la de iluminar los fundamentos históricos y sistemáticos del saber y de la acción política en la inmanencia de su organicidad social y antropológica al margen, en principio, de sus determinaciones económicas o jurídicas, a fin de que al alumno le fuera posible comprender lo que es la política como tal y cual es, en correspondencia, la función del político.

La Introducción se organizó en tres bloques temáticos: filosofía, historia y geopolítica, que fueron concebidos y explicados como ámbitos generales de configuración dialéctica de poder estructural a partir de cuyo cruce se configura el Estado como sistema de la historia y escala suprema de comprensión de la política como ámbito dramático donde la existencia humana se transforma efectivamente, según venimos de decir, en existencia apasionada.

El curso de Principios se organizó también en tres bloques: ciencia y racionalidad, antropología filosófica y economía política, que fueron explicados como bloques derivados de los tres primeros y a partir de cuya combinatoria se nos ofrece una antropología de la vida cotidiana de la que se desprenden los problemas políticos propiamente dichos, que pasan entonces a ser materia de operaciones sociales y gubernamentales que tendrían que pasar a ser analizadas y problematizadas en un tercer bloque del curso, que sigue aún pendiente de realizarse y que podría llevar por título Gobierno y Administración Pública.

La lógica secuencial de la Teoría General de la Política (Introducción, Principios, Gobierno y Administración Pública) obedece al criterio según el cual la complejidad de la política como acción social se da por virtud de su carácter abstracto o de segundo grado, en el sentido de que el político define su acometido antes desde una lógica estratégica de poder (el poder del Estado, precisamente, configurado histórica y geopolíticamente) que desde una lógica de resolución de problemas sociales prácticos, sin desconocer ni mucho menos, desde luego, la necesidad de que esos problemas sociales de primer grado (configurados en el plano de la antropología de la vida cotidiana) deban de encontrar una solución concreta y puntual mediante las acciones de un gobierno que, no obstante y antes que todo –esta es la cuestión–, es el resultado dialéctico de la confrontación previa de programas ideológico-políticos la resultante de la cual termina definiendo los criterios de la lucha por el poder como esencia de la política y de lo político.

O para decirlo con palabras de Lomelí Garduño: ‘Hemos postulado que la política es una técnica: la Técnica del Poder. Cuando Federico Carlos Von Moser decía humorísticamente que la política es “la ciencia de no dejarse engañar ni someter”, afirmaba una verdad de fondo porque toda la sustantividad de la política radica en su proyección como “saber de dominio”, que dice Marx Scheler’ (Teoría y técnica de la política, Cámara de Diputados, 2020, disponible digitalmente dando click aquí).

Como resultado del primer curso, se creó un chat con el grupo de estudiantes que logramos convocar –un aproximado de 60 o 70 personas más o menos–, que tuvieron la gentileza de bautizar como Cátedra Ismael Carvallo, honrando el trabajo de estudio que durante tantos años vengo realizando, y que al haber llegado a la Cámara de Diputados en 2019 en una coyuntura histórica tan especial, y gracias a un conjunto muy determinado de personas con las que estoy profundamente agradecido (Graciela Báez, Mario Delgado, Javier Cabiedes), se manifiesta como coronación tal vez no buscada explícitamente, pero propiciada implícitamente, de un empeño que a golpe de horas de estudio ha terminado por dárseme como pauta configuradora de un destino.

Estas palabras están dedicadas a esos alumnos, y a quienes han hecho posible que esa relación tan entrañable haya podido establecerse bajo la forma que yo he querido llamar Lecciones de San Lázaro, y que creo poder decir que, de alguna manera, han llegado, definitivamente, para quedarse.      

Ismael Carvallo Robledo

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