Sin embargo, la situación tendía a serenarse, transcurría un intervalo de relativa calma. Parecía que lo político tendía a equilibrarse; más, por lo que ve al tiempo: había llovido un poco, después había soplado el viento, las nubes se habían ido y el sol se había visto en el caso de tener que bajar a los senos de su ocaso en medio de un alrededor completamente limpio, acompañado nada más de su propia, aquella tarde inusitadamente profunda y blanca, limpia luz.
Efrén Hernández. La paloma, el sótano y la torre.
[Foto: Señor presidente municipal. Manuel Álvarez Bravo. 1947.]
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Sin embargo, la situación tendía a serenarse, transcurría un intervalo de relativa calma. Parecía que lo político tendía a equilibrarse; más, por lo que ve al tiempo: había llovido un poco, después había soplado el viento, las nubes se habían ido y el sol se había visto en el caso de tener que bajar a los senos de su ocaso en medio de un alrededor completamente limpio, acompañado nada más de su propia, aquella tarde inusitadamente profunda y blanca, limpia luz.
Efrén Hernández. La paloma, el sótano y la torre.
[Foto: Señor presidente municipal. Manuel Álvarez Bravo. 1947.]
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