La semana pasada comentamos el proceso de replanteamiento y crítica al que fuera sometida la macroeconomía como la rama de la Economía dedicada al análisis de los macroprocesos productivos, de distribución y consumo que vistos de manera agregada nos permiten dar cuenta del movimiento general de la sociedad en función de los mecanismos de generación de bienes para su sustento material, y que como tal fuera desarrollada fundamentalmente por Keynes. El neoliberalismo surge en este contexto.
Desde la perspectiva teórica (y resumiendo muchísimo), se dio como enfrentamiento –precisamente– entre la corriente neoclásica de primera generación (Escuela de Lausana, Escuela Austriaca) junto con la de segunda (Escuela de Chicago) contra la Escuela de Cambridge (Keynes, Sraffa) y la marxista, que se dio alrededor de la controversia general sobre la idoneidad y pertinencia de la intervención del gobierno en el proceso económico, que los neoliberales en general rechazan de manera tajante y los keynesianos o los marxistas no.
Una figura decisiva a este respecto es Karl Polanyi (a cuya hija, Kari Polanyi Levitt hemos citado ya), un economista, antropólogo y sociólogo austriaco contemporáneo tanto de Keynes como de Schumpeter o Lukács –vivió 1886 a 1964– que detectó con gran precisión las variables del problema al que la sociedad moderna se vería sometida como resultado de la implementación del liberalismo del mercado configurado como resultado del avance de las fuerzas activadas por la revolución industrial, y que desarrolló en su clásico y penetrante texto La gran transformación, en donde afirmaba entre otras cosas que la dicotomía Estado-mercado es una falsa dicotomía, pues el mercado es siempre creado por el Estado y regulado por la burocracia, siendo así que la discusión debería de centrarse entonces en el grado de intervención/regulación que tal burocracia ejerce sobre el proceso económico general, dando por sentado el hecho de que una economía sin regulación o intervención gubernamental es un imposible ontológico.
Siguiendo a Polanyi Levitt, podríamos decir que lo que ocurrió en la economía internacional en la edad contemporánea (a partir del siglo XIX) fue el despliegue de una dialéctica de tres fases o momentos: una primera gran transformación liberal de la sociedad ejecutada a través de la imposición del mecanismo del mercado durante el siglo XIX; una reacción de nacionalismo económico durante el primer tramo del siglo XX hasta más o menos la década de los 70; y una tercera fase de gran financiarización de la economía internacional que se consolida cuando colapsa la Unión Soviética como punto de quiebre en donde aparece la ideología de la globalización neoliberal como nueva fase de la historia.
El complemento de esta etapa en la que estamos es el progresismo postmoderno terapéutico, expresión cultural moderna del neoliberalismo económico que se articula con él a través de la postulación del individuo y sus derechos humanos y su felicidad como el término fundamental de la historia, y que considera como tradicional, conservador o populista todo lo que se levanta contra ese orden liberal, racional y constitucional que sólo existe en la cabeza de los teóricos y en los libros que publican.
La izquierda progresista es entonces la cara amable y burguesa del orden neoliberal capitalista, que por ejemplo está manifestada de una manera extraordinaria en la última película de Ruben Östlund “El triángulo de la tristeza” (2022), que junto con la película “Joker”, de Todd Phillips (2019), y el libro de Polanyi Levitt “De la gran transformación a la financiarización”, podrían considerarse como resumen elocuente de lo que, a la altura de 2023, se puede decir para responder más o menos sistemáticamente a la pregunta ¿qué es el neoliberalismo?
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La semana pasada comentamos el proceso de replanteamiento y crítica al que fuera sometida la macroeconomía como la rama de la Economía dedicada al análisis de los macroprocesos productivos, de distribución y consumo que vistos de manera agregada nos permiten dar cuenta del movimiento general de la sociedad en función de los mecanismos de generación de bienes para su sustento material, y que como tal fuera desarrollada fundamentalmente por Keynes. El neoliberalismo surge en este contexto.
Desde la perspectiva teórica (y resumiendo muchísimo), se dio como enfrentamiento –precisamente– entre la corriente neoclásica de primera generación (Escuela de Lausana, Escuela Austriaca) junto con la de segunda (Escuela de Chicago) contra la Escuela de Cambridge (Keynes, Sraffa) y la marxista, que se dio alrededor de la controversia general sobre la idoneidad y pertinencia de la intervención del gobierno en el proceso económico, que los neoliberales en general rechazan de manera tajante y los keynesianos o los marxistas no.
Una figura decisiva a este respecto es Karl Polanyi (a cuya hija, Kari Polanyi Levitt hemos citado ya), un economista, antropólogo y sociólogo austriaco contemporáneo tanto de Keynes como de Schumpeter o Lukács –vivió 1886 a 1964– que detectó con gran precisión las variables del problema al que la sociedad moderna se vería sometida como resultado de la implementación del liberalismo del mercado configurado como resultado del avance de las fuerzas activadas por la revolución industrial, y que desarrolló en su clásico y penetrante texto La gran transformación, en donde afirmaba entre otras cosas que la dicotomía Estado-mercado es una falsa dicotomía, pues el mercado es siempre creado por el Estado y regulado por la burocracia, siendo así que la discusión debería de centrarse entonces en el grado de intervención/regulación que tal burocracia ejerce sobre el proceso económico general, dando por sentado el hecho de que una economía sin regulación o intervención gubernamental es un imposible ontológico.
Siguiendo a Polanyi Levitt, podríamos decir que lo que ocurrió en la economía internacional en la edad contemporánea (a partir del siglo XIX) fue el despliegue de una dialéctica de tres fases o momentos: una primera gran transformación liberal de la sociedad ejecutada a través de la imposición del mecanismo del mercado durante el siglo XIX; una reacción de nacionalismo económico durante el primer tramo del siglo XX hasta más o menos la década de los 70; y una tercera fase de gran financiarización de la economía internacional que se consolida cuando colapsa la Unión Soviética como punto de quiebre en donde aparece la ideología de la globalización neoliberal como nueva fase de la historia.
El complemento de esta etapa en la que estamos es el progresismo postmoderno terapéutico, expresión cultural moderna del neoliberalismo económico que se articula con él a través de la postulación del individuo y sus derechos humanos y su felicidad como el término fundamental de la historia, y que considera como tradicional, conservador o populista todo lo que se levanta contra ese orden liberal, racional y constitucional que sólo existe en la cabeza de los teóricos y en los libros que publican.
La izquierda progresista es entonces la cara amable y burguesa del orden neoliberal capitalista, que por ejemplo está manifestada de una manera extraordinaria en la última película de Ruben Östlund “El triángulo de la tristeza” (2022), que junto con la película “Joker”, de Todd Phillips (2019), y el libro de Polanyi Levitt “De la gran transformación a la financiarización”, podrían considerarse como resumen elocuente de lo que, a la altura de 2023, se puede decir para responder más o menos sistemáticamente a la pregunta ¿qué es el neoliberalismo?
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