Me refiero desde luego a la convocada por AMLO para el 27 de noviembre. Yo iría sin duda ninguna, pero no podré por un compromiso laboral en la FIL de Guadalajara. No pasa nada en realidad, porque en mi nombre irán mi padre y mi hermana, que ya se organizó para estar a las 7 de la mañana en el punto de reunión para los efectos. Así que me siento perfectamente representado.
Valga decir por lo demás que el hecho de que mi padre y yo estemos en la misma posición política me da la certeza de que estoy en el lugar correcto. Y de que estoy haciendo lo correcto. No saben cuánto me gustaría, eso sí, estar con él en esa marcha.
Yo sé que se ha generado la controversia sobre el hecho de que, siendo presidente y desde la presidencia misma y ni más ni menos, haya convocado AMLO a una marcha en la que él mismo estará ahí codo con codo con el pueblo. No han sido pocos los que de inmediato han dicho que nadie se imagina a Ángela Merkel o a Macron encabezando una marcha para respaldar y defender una iniciativa.
Habría que estudiar bien el asunto, porque estoy seguro de que ha habido circunstancias o episodios concretos en los que, en medio de una controversia interna entre las fuerzas opositoras y un jefe de Estado, haya participado éste en alguna movilización en defensa de una reforma de entidad o trascendencia.
En todo caso, alguien que no necesariamente es militante de la 4T pero que está en lo general a favor de la reforma político-electoral del presidente, que ve las cosas con ecuanimidad y sentido común y quiere comprender las razones de lo que ocurre con un interés sincero, además de que con gran intuición percibe algo genuino y sólido en la firmeza de la convicción de mi padre, dio en el clavo al decirme que, para ella, el hecho de que AMLO vaya a encabezar la marcha le deja ver que para él la presidencia no es un pedestal, y que está dispuesto a defender una posición que supone riesgos y confrontación pública, pero que por eso mismo se pondrá al frente de todos para dar la cara, como los grandes generales de la historia que se ponen al lado de la tropa para combatir, y que si son generales es solamente porque pueden ver más lejos e ir más rápido en caso de que fueran a caballo, pero que también se bajan de él para estar al frente de la infantería si así lo requieren las circunstancias. Y esta es una de ellas.
Pero me dijo más: es obvio que algo como esto no puede darse todos los días, y que tal vez ni Merkel ni Macron hayan participado en algo semejante pero porque lo que está ocurriendo en México tiene un alcance histórico y por tanto una trascendencia de época similar a lo que ocurrió con la Reforma o la Revolución, es decir, que vivimos literalmente tiempos excepcionales, y que sólo históricamente es dable dimensionarlos en su justa escala de significación.
Sin que tenga necesariamente una claridad conceptual o teórica, ella está tocando una fibra muy sutil de la política a la que llega por vía intuitiva y de sentido común, que es la que tiene que ver con aquello que activa la voluntad de hombres y mujeres para politizarse y cobrar consciencia del sentido de su fuerza como descubrimiento social; es un mecanismo de gran complejidad que tiene que ver con otro más complejo aún, que es el de la confianza y la cesión de la voluntad que se presenta en el momento en el que la depositas o trasladas al plan que alguien más proyecta para convocar y unir esfuerzos, y hacer que te trasciendas individualmente al quedar incorporado a algo más grande que tú y que tal vez desborde la utilidad práctica inmediata, no obstante lo cual tu vida comienza a cambiar al entrar en el terreno apasionado de la política mediante el que te es posible afirmarte en el mundo porque se te ha ofrecido una misión.
Yo no iré a la marcha, no, pero mi padre sí lo hará.
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Me refiero desde luego a la convocada por AMLO para el 27 de noviembre. Yo iría sin duda ninguna, pero no podré por un compromiso laboral en la FIL de Guadalajara. No pasa nada en realidad, porque en mi nombre irán mi padre y mi hermana, que ya se organizó para estar a las 7 de la mañana en el punto de reunión para los efectos. Así que me siento perfectamente representado.
Valga decir por lo demás que el hecho de que mi padre y yo estemos en la misma posición política me da la certeza de que estoy en el lugar correcto. Y de que estoy haciendo lo correcto. No saben cuánto me gustaría, eso sí, estar con él en esa marcha.
Yo sé que se ha generado la controversia sobre el hecho de que, siendo presidente y desde la presidencia misma y ni más ni menos, haya convocado AMLO a una marcha en la que él mismo estará ahí codo con codo con el pueblo. No han sido pocos los que de inmediato han dicho que nadie se imagina a Ángela Merkel o a Macron encabezando una marcha para respaldar y defender una iniciativa.
Habría que estudiar bien el asunto, porque estoy seguro de que ha habido circunstancias o episodios concretos en los que, en medio de una controversia interna entre las fuerzas opositoras y un jefe de Estado, haya participado éste en alguna movilización en defensa de una reforma de entidad o trascendencia.
En todo caso, alguien que no necesariamente es militante de la 4T pero que está en lo general a favor de la reforma político-electoral del presidente, que ve las cosas con ecuanimidad y sentido común y quiere comprender las razones de lo que ocurre con un interés sincero, además de que con gran intuición percibe algo genuino y sólido en la firmeza de la convicción de mi padre, dio en el clavo al decirme que, para ella, el hecho de que AMLO vaya a encabezar la marcha le deja ver que para él la presidencia no es un pedestal, y que está dispuesto a defender una posición que supone riesgos y confrontación pública, pero que por eso mismo se pondrá al frente de todos para dar la cara, como los grandes generales de la historia que se ponen al lado de la tropa para combatir, y que si son generales es solamente porque pueden ver más lejos e ir más rápido en caso de que fueran a caballo, pero que también se bajan de él para estar al frente de la infantería si así lo requieren las circunstancias. Y esta es una de ellas.
Pero me dijo más: es obvio que algo como esto no puede darse todos los días, y que tal vez ni Merkel ni Macron hayan participado en algo semejante pero porque lo que está ocurriendo en México tiene un alcance histórico y por tanto una trascendencia de época similar a lo que ocurrió con la Reforma o la Revolución, es decir, que vivimos literalmente tiempos excepcionales, y que sólo históricamente es dable dimensionarlos en su justa escala de significación.
Sin que tenga necesariamente una claridad conceptual o teórica, ella está tocando una fibra muy sutil de la política a la que llega por vía intuitiva y de sentido común, que es la que tiene que ver con aquello que activa la voluntad de hombres y mujeres para politizarse y cobrar consciencia del sentido de su fuerza como descubrimiento social; es un mecanismo de gran complejidad que tiene que ver con otro más complejo aún, que es el de la confianza y la cesión de la voluntad que se presenta en el momento en el que la depositas o trasladas al plan que alguien más proyecta para convocar y unir esfuerzos, y hacer que te trasciendas individualmente al quedar incorporado a algo más grande que tú y que tal vez desborde la utilidad práctica inmediata, no obstante lo cual tu vida comienza a cambiar al entrar en el terreno apasionado de la política mediante el que te es posible afirmarte en el mundo porque se te ha ofrecido una misión.
Yo no iré a la marcha, no, pero mi padre sí lo hará.
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