GAP Andrés Molina Enríquez Política

Qué es ser de izquierda hoy (y V)

En México, el despliegue de las generaciones de la izquierda es muy semejante al que tiene lugar a escala mundial, desde luego, y el proceso acompaña la dialéctica global que consiste, según tenemos dicho, en la dinámica de choque de tres grandes magnitudes universales: el cristianismo, el nacionalismo y la economía moderna como resultado de la revolución industrial, lo que significa que tanto el capitalismo como el socialismo de Estado son modulaciones de tal formación económica, lo que hace en realidad que su antagonismo sea más bien aparente.

Este es el fondo, por ejemplo, de la crítica católica de alguien como Chesterton, para quien tanto los capitalistas como los socialistas comparten el mismo error de perspectiva: la modernidad económica como soporte arquitectónico de las sociedades, que terminan haciendo por tanto del Estado la figura fundamental de toda la modernidad integralmente vista tanto desde la perspectiva política como económica, lo cual es acertado de todo punto, otra cosa es que se vea como problema (que es lo que hace un católico como Chesterton), o que se vea simplemente como una evidencia objetiva de la realidad política, como por ejemplo hace Gustavo Bueno.

La primera generación de la izquierda mexicana es la de la revolución liberal, que se desdoble en dos momentos fundamentales: la tendencia de Chilpancingo con Morelos como figura fundamental, y la tendencia de la Reforma con Juárez como figura también fundamental. Esta es la gran revolución del siglo XIX mexicano, que se amarra en función de las figuras de José María Morelos, Juan Álvarez (gestor y organizador de la Revolución de Ayutla) y Benito Juárez, que es quien concreta en realidad la independencia de México y afirma la nacionalidad.

Es muy importante tomar nota de la centralidad que tiene el liberalismo como formación histórica vertebradora, y al “partido” liberal como su instrumento de organización y estrategia de acción. Porque éste del liberalismo es un hilo articulador entre la primera generación de izquierda y la segunda, que es la de la revolución nacional, social y popular (la Revolución mexicana como tal) y en la que el Partido Liberal Mexicano de los Flores Magón cumplió una función esencial (la conexión entre Ponciano Arriaga, liberal de la primera generación y su sobrino nieto Camilo Arriaga, liberal de la segunda generación, es sumamente interesante a estos efectos).

La tercera generación de la izquierda mexicana es la de la revolución socialista propiamente, que es la que va de la fundación del Partido Comunista Mexicano en 1919 al Partido Mexicano Socialista de 1987, y que se extinguiera inmediatamente después, en 1989, para dar paso a lo que sería la cuarta generación de la izquierda mexicana: la de la revolución democrática, que hereda la tradición del cardenismo histórico (nacionalismo revolucionario) que encarna el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.    

Esta cuarta generación de la izquierda supuso que la anterior, la socialista, abandone ese proyecto como objetivo histórico para centrarse en impulsar una revolución democrática como paso previo y necesario para cualquier objetivo subsecuente, que es el debate que está detrás de la creación del Partido de la Revolución Democrática, que al aliarse con el bloque de poder de Peña Nieto en el Pacto por México, y actualmente en la alianza PAN-PRI-PRD, ha pasado a ser un testimonio político decadente y abyecto que está en el basurero histórico.

La muerte en los hechos del PRD (un cadáver político andante en toda regla) se debe sobre todo a que la revolución democrática la ha consumado Andrés Manuel López Obrador como el presidente más votado de la historia. La cuarta transformación como proceso histórico, y MORENA como partido fundamental de conducción del mismo, son por tanto la expresión sintetizada de las tres generaciones de la izquierda mexicana. 

A %d blogueros les gusta esto: