Espacio Cultural San Lázaro Periscopio

Re-Liao en San Lázaro

Creo que la primera vez que escuché la fusión de jazz con flamenco fue cuando Enrique Nery me dio a escuchar el disco Spain de Michel Camilo y Tomatito. Ya no recuerdo hace cuantos años de eso. En todo caso no debió de pasar mucho tiempo para que llegara a mí Sketches of Spain de Miles Davis, con esos arreglos majestuosos de Gil Evans. También me lo dio a escuchar Enrique, y ahí es cuando verdaderamente comprendí la profundidad de la influencia de Miles en la historia de la música, y la potencia creativa que el jazz supone para todo género de música con el que se pueda uno cruzar.

Es interesante, por lo demás, tomar nota del hecho de que Sketches fue grabado inmediatamente después de la grabación de Kind of Blue (1959), una de las obras de arte más importantes y formidables del siglo XX.

Coltrane no se iba a quedar atrás, e inmediatamente después, o casi casi que al mismo tiempo que Miles grababa Sketches, preparaba Olé, lanzado en 1961 por Atlantic Records.

Como tengo dicho, ya no me acuerdo bien de los años en que escuché todo esto. Pero vamos a decir que se trató en todo caso de un primer acto en lo que al flamenco jazz se refiere. El segundo acto vino con Ketama.

Y fue en Edimburgo. Recuerdo perfecto la escena, aunque siga sin poder acordarme de los años exactos. Estaba caminando solitario por Edimburgo (no logro recordar con quién fue que hice ese viaje), y decidí meterme a un bar a tomarme una cerveza. Tal vez se tratara de un bar español, pero el hecho es que ahí fue que pusieron De akí a Ketama, el legendario concierto que según me han contado hizo época en el ámbito flamenco. Y con toda razón.

Fue un disco que se convertiría en uno de mis favoritos durante muchos años, y que aún disfruto como la primera vez cada que lo vuelvo a escuchar. Esos acordes menores con novena o séptima, y ese tono vanguardista siempre enriquecido con las palmas flamencas y la rumba son un verdadero deleite, además de los solos de sax y la sección de metales y ese piano latin repercutiendo todo el tiempo al fondo; además –y ni qué decir– del entrañable momento en el que Antonio Vega interpreta “Se dejaba llevar” con Antonio Carmona sumiéndonos a todos en esa tristeza tan rara y bella que Vega destiló, supongo yo, durante toda su vida.

Años después, habrá sido 2002 o 2003 y dentro de ese mismo segundo acto, fue que en una comida en Madrid en casa de unos amigos escuché el disco Algo Pa Nosotros, de La barbería del sur, y que desde luego que me cautivó de la misma manera. Era puro Ketama todo aquello. Que no salga de aquí la confesión, pero recuerdo que pedí prestado aquel disco y nunca jamás lo devolví.

Pues bien, hace unos días, todo este feeling de flamenco y jazz y Ketama y La barbería llenó de palmas, rumba y pasión el vestíbulo principal de la Cámara de Diputados con el concierto de Re-Liao, que organizamos en el Espacio Cultural San Lázaro en nuestro programa de Miércoles de jazz en San Lázaro.

Con la dirección musical de Gerardo Amézquita “El Carrizo”, y la dirección artística de María José Valdés, Re-Liao es un proyecto reciente afincado en Monterrey donde se fusionan escénicamente las virtualidades del jazz y el flamenco, en efecto, y está conformado por Álvaro Rubio en la percusión, Roberto Cantú en saxofón y flauta, Pablo Eduardo Cerda al piano, Ángel Rodríguez, Estefanía Riojas y Liz Aguilar en el cante, además de Andrea Ezetea acompañando a Valdés en el baile.

Con unas tarimas pequeñas se improvisó el tablao para Ezetea y Valdés, que alternaron con el resto del grupo vestido todo de negro y dispuesto en semicírculo detrás de ellas al comando de El Carrizo, que iba marcando los ritmos y los tiempos en una selección de piezas de las que solamente pude detectar dos por tratarse de dos clásicos del jazz: Donna Lee de Charlie Parker y Take Five de Paul Desmond pero inmortalizada por el cuarteto de Dave Brubeck en el también ya clásico disco Time Out, de 1959.

En ambos casos la fusión rítmica fue formidable, con un acompañamiento de palmas flamencas que configuraron una atmósfera única, elegante y sutil. Además de estas dos piezas, el playlist estuvo conformado por Opening (Bastones y Alegría), Requiem/Las Cuatro Lunas, Caracoles, Me mudo a Madrid, Seguiriya y Orobroy.

Yo particularmente disfruté muchísimo de Caracoles y de Me mudo a Madrid. La primera fue presentada como una coreografía de la cosecha de María José Valdés de una gran belleza y equilibrio, y de una cadencia dancística extraordinaria en la que Valdés se desplazaba por el pequeño tablao acompañada de un abanico con movimientos llenos de fuerza y energía pero que a la vez destilaban una delicadeza sorprendente, y con esa mirada saturada de altivez y gallardía tan característica del baile flamenco que estoy seguro de que a todos nos tenía estremecidos por esa suerte de desplante transido de atracción y desdén.

Me mudo a Madrid es una magnífica, rítmica y contagiosa composición de Estefanía Riojas que perfectamente podría ser parte de un repertorio o de Ketama o de La barbería del sur –ésta es la cuestión–, y que me permitió corroborar que Re-Liao ha encontrado una veta creativa verdaderamente rica en posibilidades y que según pude luego comentar con ellos ha quedado de alguna manera trunca, por decirlo así, toda vez que tanto Ketama como La barbería del sur dejaron ya de tocar y presentarse desde hace tiempo, dejando entonces un hueco que yo, sin dificultad alguna, puedo muy bien ver llenado por este grupo extraordinario y apasionado de Monterrey que hace unos días hizo retumbar a golpe de palmas y tacones la Cámara de Diputados en un concierto de aproximadamente una hora más o menos de duración.

Ya habrá ocasión para precisar las razones bellas por las que me fue posible conocerlos a todos ellos, pero en definitiva yo veo en Re-Liao un proyecto de extraordinaria calidad musical, de un gran potencial de innovación y creatividad que en muy poco tiempo, siempre que se den las condiciones y los impulsos adecuados para ello, habrá de posicionarse como una de los más potentes y exitosos ensambles contemporáneos de flamenco-jazz fusión que, desde México, habrá de sonar por el mundo sí señor.        

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