Antonio Gramsci

Armas y religión

Antonio Gramsci | Cuadernos de la cárcel. Tomo III. Cuaderno 6, 1930-1932 [Miscelánea]

Afirma Guicciardini que para la vida de un Estado dos cosas son absolutamente necesarias: las armas y la religión. La fórmula de Guicciardini puede traducirse en varias otras fórmulas, menos drásticas: fuerza y consenso, coerción y persuasión, Estado e Iglesia, sociedad política y sociedad civil, política y moral (historia ético-política de Croce), derecho y libertad, orden y disciplina o, con un juicio implícito de sabor literario, violencia y fraude. En todo caso, en la concepción política del Renacimiento la religión era el consenso y la Iglesia era la sociedad civil, el aparato de hegemonía del grupo dirigente, que no tenía un aparato propio, o sea que no tenía una organización cultural e intelectual propia, pero sentía como tal la organización eclesiástica universal. No se está fuera de la Edad Media más que por el hecho de que abiertamente se concibe y analiza la religión como «instrumentum regni».

Desde este punto de vista debe estudiarse la iniciativa jacobina de la institución del culto del «Ente supremo», que aparece por lo tanto como un intento de crear identidad entre Estado y sociedad civil, de unificar dictatorialmente los elementos constitutivos del Estado en sentido orgánico y más amplio (Estado propiamente dicho y sociedad civil) en una desesperada búsqueda de apretar en un puño toda la vida popular y nacional, pero que aparece también como la primera raíz del Estado moderno laico, independiente de la Iglesia, que busca y encuentra en sí mismo, en su vida compleja, todos los elementos de su personalidad histórica.