GAP Andrés Molina Enríquez

Kissinger y la geopolítica del litio

En una mesa de diálogo que realizamos el día de ayer con motivo del fallecimiento el año pasado del controvertido Henry Kissinger (1923-2023), y que enmarcamos dentro de las actividades de la Cátedra Bicentenario de Estudios sobre los Estados Unidos del Espacio Cultural San Lázaro, surgió una pregunta muy interesante de uno de los alumnos que nos acompañaron en la sesión, estudiantes todos ellos de la carrera de Relaciones Internacionales.

La tónica general de la mesa estuvo marcada por el propósito de dimensionar con la mayor objetividad posible la obra y legado de Kissinger, tomando en cuenta la imposibilidad de omitir u olvidar el papel tan pernicioso que tuvo para América Latina como estratega de golpes de Estado y de la instalación de dictadura militares tanto en esta zona del planeta como también en otras regiones.

La tesis que defendí es la de que Kissinger, habiendo sido una figura de primer orden dentro de la estructura de decisión y ejecución estratégica del más alto nivel del sistema de política exterior de Estados Unidos, no puede ser comprendido solamente desde la lógica del Derecho Internacional o los Derechos Humanos, sino desde la perspectiva de la Geopolítica y la lógica de los grandes imperios que actúan en función de la potencia real y efectiva que tienen, recordando la divisa fundamental de Spinoza según la cual un Estado, para serlo de verdad, tiene que lograr inspirar o temor o respeto, de lo contrario deja de ser un Estado.

El desarrollo de la mesa fue activando puntos de vista que me parecieron muy interesantes, habiendo logrado situar a los participantes en una óptica geopolítica y de realismo político que me daba cuenta con mucho gusto que estaban comprendiendo, habiendo hecho primero la distinción entre el enfoque de las Relaciones Internacionales, que estudia la dinámica mundial en sus diferentes aspectos en función del Derecho (Internacional y/o Nacional), mientras que el enfoque de la Geopolítica hace lo mismo pero por encima o desde fuera del Derecho, en un sentido similar al señalado por Lenin cuando afirmaba que el problema de la Economía no es el libre mercado sino el monopolio, que existe por fuera y por encima del mercado.  

En la ronda de intervenciones de los asistentes, una alumna puso sobre la mesa el tema del litio en México, preguntando por las alternativas de acción que se tienen en función de su reciente nacionalización y de cara, además, al escenario de la dialéctica de los grandes imperios de nuestro presente: el norteamericano y el chino. Su pregunta nos permitió constatar que había entendido los criterios de análisis y discusión del realismo político tal como los pudo haber puesto en práctica alguien como Henry Kissinger.

Ante la pregunta yo diría lo siguiente. 1. La medida de nacionalización del litio por parte del gobierno de la 4T fue una decisión política fundamental e histórica, y forma parte, a mi juicio, de la visión estratégica de fortalecimiento del Estado mexicano para encarar con firmeza el escenario geopolítico internacional. 2. La cuestión crucial es la del financiamiento y su procedencia para el desarrollo infraestructural, productivo y comercial de la industria del litio, ante lo cual es igualmente crucial que México logre la mayor independencia tanto científica como financiera a efectos de tener los mayores márgenes posibles de acción y evitar la dependencia financiera y tecnológica respecto de grandes potencias y grandes multinacionales, ya sean chinas o de otra procedencia. 3. Ante la inevitabilidad de diversificación de financiamiento, las prioridades deben de ser en el siguiente orden: 1º. capital nacional-estatal; 2º. capital nacional-privado; 3º. capital iberoamericano (¿Brasil?); y 4º. capital internacional, distinguiendo según coyunturas y equilibrios puntuales (¿nueva presidencia de Trump?) procedencia norteamericana, china o rusa o europea.