GAP Andrés Molina Enríquez Libros

La extraña felicidad en Minería

El día de ayer se presentó en la FIL de Minería mi libro La extraña felicidad y otros textos literarios, editado por Ediciones del Lirio gracias a las gestiones de mis queridos amigos Marcos Daniel Aguilar y Rubén Mendieta, y un prólogo de mi gran amigo Norberto Fuentes.

La historia de La extraña felicidad es prácticamente la misma que la de mis dos libros previos, Primero como tragedia. Ensayos sobre historia y El último caudillo. Textos políticos, editados por el Consejo Editorial de la Cámara de Diputados en 2023 y 2024 respectivamente. 

Se trata entonces, para todos los casos, de libros recopilatorios que, como tengo dicho ya, son de los que adquieren su unidad luego de haberse escrito los textos en cuestión en diversidad de lugares, tiempos y circunstancias: en mi caso concreto prácticamente todos ellos fueron publicados a lo largo de los últimos diez años o más aproximadamente de manera digital en revistas y en mi blog, La clandestina virtud, sintagma que leí hace mucho tiempo en una novelita de Jaime Torres Bodet.

En el caso de los ensayos históricos, el título es de tipo evocador, por decirlo de algún modo, en el sentido de haber tomado el inicio de una frase clásica del 18 Brumario de Luis Bonaparte de Marx (‘Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa’) para darle la unidad al libro sin que haya texto alguno ni con ese título, ni que necesariamente hable directamente sobre el 18 Brumario de Marx, sin perjuicio de que, desde luego, su pensamiento e influencia estén presentes prácticamente en todos los textos, de suerte tal que la frase en cuestión sirve para indicar o evocar ese sistema de coordenadas.

En el caso del libro de textos políticos (El último caudillo) y el de textos literarios (La extraña felicidad), el título es de tipo metonímico, en el sentido de haber tomado el nombre de uno de sus artículos –el último y el primero respectivamente– para dárselo a la totalidad de cada uno de los libros, lo que no supone que ahí se desarrollen a profundidad el tema del caudillismo o el de la felicidad.    

La extraña felicidad es el texto que dedico a la reseña de la novela de Norberto Fuentes El último santuario, que leí por allá de 2015 y que consideré una obra llena de belleza y coraje político y revolucionario al mismo tiempo, pues es la crónica de la campaña del destacamento de cubanos que la Revolución de Fidel Castro envió a Angola para combatir en lo que para Norberto fue, en efecto, el último episodio de la Guerra Fría: la Guerra de Angola.

A partir de ese punto de anudamiento, el libro reúne un conjunto de reseñas a través de las que se pueden visualizar panorámicamente las claves de mi universo –vale decir canon– literario, que se complementa con una segunda sección sui géneris ciertamente, en la que se recoge un número de textos narrativos breves que fui escribiendo durante una temporada con el método siguiente: tomaba la primera o primeras líneas de alguna narración tomada casi casi que al azar de mi biblioteca, poniéndolas en cursivas, y luego me seguía yo de manera libre para ver hasta donde me daba la creatividad literaria. El primero texto lo hice a partir del inicio de Moby Dick de Melville: “Llamadme Ismael…”.

Norberto Fuentes me dijo en su momento que la reseña que hice de El último santuario le había gustado muchísimo, y que yo soy “el lector” de esa novela, recordándome lo que solía decir Norman Mailer al afirmar que “el lector” de una novela es aquél que descubre lo que su autor no sabía que sabía.

Cuando me llegó la reimpresión que acaban de hacer de esa orgullosa “novela de la valentía”, como fue que yo la catalogué, y le mandé la foto de su portada, su respuesta fue: tú eres su lector.