GAP Andrés Molina Enríquez

Sobre la educación y los libros de texto III

El primer libro texto gratuito de México, siendo todavía Nueva España, data de 1784. Se trataba de una biografía, titulada Salvadora de los Santos, india otomí, escrita por el jesuita Antonio de Paredes en 1762. El libro fue reimpreso en la capital con fondos de las cajas de comunidad a instancias de los gobernantes indios de las parcialidades de Tlatelolco y Tenochtitlán. El objetivo de la impresión era ofrecer a los niños un material que les permitiera cultivar el orgullo de tener como antepasado a una mujer venerada como santa.

El primer libro infantil ilustrado de México, entrado ya en fase de transición de la Nueva España hacia la nueva nacionalidad, fue publicado ni más ni menos que en 1817, en plena guerra de independencia. Se trataba de un libro de fábulas escrito por José Joaquín Fernández de Lizardi, ilustrado con 40 grabados de José Mariano Torreblanca.

La primera disposición de libertad de cátedra en México data igualmente de aquel período fundamental de transición de un orden a otro nuevo, cuando en la Constitución de Cádiz de 1812 quedó promulgada la libertad de oficios, razón por la cual, entre otras cosas, la asociación gremial del Nobilísimo Arte de Primeras Letras, fundada en 1601, perdió la facultad de limitar la enseñanza a los maestros examinados pertenecientes al gremio.

Durante el siglo XVIII, la Universidad de México otorgó el grado menor de bachiller en artes a 13 636 alumnos. En las facultades mayores de Cánones, Teología, Leyes y Medicina, los estudiantes tomaron clases dentro del edificio de la Universidad y recibieron el grado mayor de bachiller. Entre algunos de esos estudiantes, figuró Miguel Hidalgo y Costilla, proveniente del Colegio de San Nicolás de Valladolid Michoacán. Era considerado como el mejor teólogo del obispado.

Un querido amigo mío, originario del municipio de Romita Guanajuato, me contaba ayer mismo sobre sus interesantísimos proyectos empresariales, uno vinculado con el cultivo del agave, el otro con la fabricación de insumos para el calzado. Las dos cosas me impresionaron por lo bien establecidas que están. En ambos proyectos colabora con uno de sus hermanos. Cuando le pregunté sobre lo que había estudiado, me dijo que, al igual que él, había estado en el seminario, pues los dos iban para sacerdotes. Es muy común, son cosas de pueblo, me dijo así nomás.

Hago este recorrido tan dispar, de fines del siglo XVIII a nuestro mismísimo año de 2023, para evidenciar la estructura de continuidad que quedó establecida recién inaugurado el orden virreinal novohispano durante el siglo XVI, habiendo quedado todo bajo una primera instancia de responsabilidad y edificación en la Iglesia, principalmente a través de las órdenes franciscanas, agustinas, dominicas y jesuitas, que fueron las encargadas de la organización de los cimientos de una tradición educativa centrada primordialmente en le evangelización y la catequesis, además del cultivo de los oficios artesanales. La idea de educación que hoy tenemos tiene su origen en este proceso.

La Universidad de México se funda en 1551, y hay una polémica alrededor de si fue ésta la primera del continente, o si no fue más bien la de San Marcos en Lima. Sus principales facultades fueron las de Artes, Medicina, Cánones, Leyes y Teología, trasladando por su través la estructura de los estudios mayores y menores medievales europeos.

La orden de los jesuitas tuvo (y tiene también hoy en día) un papel de primera importancia en lo que a la educación se refiere. Teológica y filosóficamente, la figura fundamental para ellos es la de Francisco Suárez, autor fundamental de la metafísica moderna. Uno de sus principales representantes fue Francisco Xavier Clavijero, que tuvo que exiliarse en Italia pero que fue decidido impulsor de lo que se ha llamado ilustración católica, basada en la enseñanza de la gramática latina, las humanidades y las ciencias. Su siglo, el XVIII, fue llamado el de la ilustración novohispana. Sin ella, la independencia mexicana, y sus ideólogos y líderes, sencillamente no se pueden entender.