Si durmiera con la persiana bajada, el sol no resplandecería igual por las mañanas. Y tendría miedo sin ti. Dormir con la persiana arriba es otra cosa muy distinta. Porque es ahora la de la luna la luz que puede entrar en el cuarto, e iluminar tu rostro de ángel que se perdió del cielo un día de agosto y que cuando se recuesta plácida boca abajo para arrancarle al sueño la ilusión de alguna fantasía, le regala a la tierra la caricia más delicada que, ajustándose a la perfección, nos encara soberbia y segura de sí con la pregunta eterna y angustiante sobre las razones por las cuales existe la belleza en este mundo. Y yo no tendría miedo si tú te recuestas y te duermes y amaneces a mi lado. Yo no tendría miedo no.
Lobo Antunes/ICR | Octubre 28, 2021
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Si durmiera con la persiana bajada, el sol no resplandecería igual por las mañanas. Y tendría miedo sin ti. Dormir con la persiana arriba es otra cosa muy distinta. Porque es ahora la de la luna la luz que puede entrar en el cuarto, e iluminar tu rostro de ángel que se perdió del cielo un día de agosto y que cuando se recuesta plácida boca abajo para arrancarle al sueño la ilusión de alguna fantasía, le regala a la tierra la caricia más delicada que, ajustándose a la perfección, nos encara soberbia y segura de sí con la pregunta eterna y angustiante sobre las razones por las cuales existe la belleza en este mundo. Y yo no tendría miedo si tú te recuestas y te duermes y amaneces a mi lado. Yo no tendría miedo no.
Lobo Antunes/ICR | Octubre 28, 2021
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