Antonio Gramsci

Pirandello

Antonio Gramsci | Cuadernos de la cárcel. Tomo III. Cuaderno 6, 1930-1932 [Miscelánea]

Pirandello no pertenece a esta categoría de escritores (la de «Los sobrinitos del padre Bresciani», ICR), todo lo contrario. Lo anoto aquí para agrupar las notas de cultura literaria. Sobre Pirandello habría que escribir un ensayo especial, utilizando todas las notas escritas por mí durante la guerra, cuando Pirandello era combatido por la crítica, que era incapaz incluso de resumir sus dramas (recordar las reseñas del Innesto en los periódicos turineses después de la primera representación y las ofertas de alianza que me hizo Nino Berrini) y suscitaba las furias de una parte del público. Recordar que Liolá fue eliminada por Pirandello del repertorio por las demostraciones hostiles de los jóvenes católicos turineses en la segunda representación. Cfr. el artículo de la Civiltá Cattolica del 5 de abril de 1930 «Lazzaro ossia un mito di Luigi Pirandello».

La importancia del Pirandello me parece de carácter intelectual y moral, o sea cultural, más que artística: ha tratado de introducir en la cultura popular la «dialéctica» de la filosofía moderna, en oposición al modo aristotélico-católico de concebir la «objetividad de lo real». Lo ha hecho como puede hacerse en el teatro y como puede hacerlo el mismo Pirandello: esta concepción dialéctica de la objetividad se presenta al público como aceptable, en cuanto que está personificada por caracteres de excepción, o sea bajo una apariencia romántica, de lucha paradójica contra el sentido común y el buen sentido. ¿Pero podría ser de otra manera? Sólo así los dramas de Pirandello muestran menos el carácter de «diálogos filosóficos», que sin embargo tienen en abundancia, porque los protagonistas deben demasiado a menudo «explicar y justificar» el nuevo modo de concebir lo real; por otra parte el propio Pirandello no siempre escapa a un auténtico solipsismo, porque en él la «dialéctica» es más sofística que dialéctica.